Nunca falla.

Nadie lo votó. Nadie lo consume, pero, y sin embargo, el pan dulce, se sigue vendiendo. ¿Alguien me puede explicar?

Tiempo. Tranquilo.

21 de diciembre. Cuanto menos tiempo falta, más falta para el vitel toné. 

Estúpida y sensual mañana.

Se acercan las vacaciones y con ellas volver a confirmarnos lo cortas y estúpidas que son las mañanas. 

Traición.

Traición es que te coman el último pedacito del pan que venías calculando para el último bocado. 

Siempre según.

La diferencia entre “Qué pelotudez que dijo” y “Simpático lo que dijo” está en cuánto me gustas.

Corta.

Si alguien logró convencerte de que la costra del pan es lo más rico, sentite un pelotudo. 

Maldito calendario.

Pensá. Dudá. Especulá. Meditá. Decidí, por fin, cortarte el pelo. El calendario se ocupa de que mañana, sea lunes.  

Todo por la mitad.

Quien sea que haya inventado las sábanas con elástico debería haberse encargado también de explicar cómo carajo es que se doblan para guardarlas. 

Por cagón.

Tener miedo a quedar pintado por no poder abrir la ventana del bondi es más fuerte que la necesidad de un poco de aire puro que nos dé directo a la cara.

Malditas siete diferencias.

Cuando era chico me preguntaba por qué siempre tenían que ser siete las diferencias que había que encontrar. Terminaba enojado, haciendo otra cosa. 

Recreo, te amo.

En el jardín. En preescolar. En la primaria, y en la secundaria. En el polimodal, y después en la Universidad. Ahora, en el laburo. Siempre esperando el recreo. 

Apurate, carajo.

El “escribiendo…” es un atentado para los ansiosos.

Invisible.

Cada vez que encuentro un invisible me pregunto cuándo voy a dejar de tener superpoderes, o bien si podría usarlos para algo mejor, o también por qué carajo lo llamaron así. 

Es el estudiante.

Los estudiantes se dividen entre quienes olvidan de poner su nombre en un parcial y quienes escriben hasta el grupo sanguíneo para rellenar la hoja. 

Fruta no es postre.

Engaño es que te digan que hay postre cuando te traen una fruta. 

El tiempo dirá.

Si por fin me hubiera juntado a tomar esa birra que me prometo con gente cuando nos vemos de pasada, sin dudas no hubiese tenido tiempo de sentarme para escribir esto.

Tan iluso.

Debo admitir que ya era adolescente cuando me di cuenta de que era mentira que crecía una planta en el estómago si te tragabas las semillas.

Tampoco era para mi.

Como cantante hubiera sido uno de los que se olvidan la letra en pleno tema. Sólo que me pasaría constantemente, y hasta varias veces en una misma canción.

El cambio en China.

Todo chino, antes de nacer, es sometido a un curso intensivo sobre cómo conseguir monedas para el cambio. 

Mi vida.

Mi vida es un arrepentimiento constante por no haber hecho antes lo que recién por fin termino de hacer.

Primavera, un cero. (II)

La primavera es como esa persona fea, aburrida y poco interesante que nadie sabe cómo hizo para que el verano le diera bola. 

Mmm..

A mí me preguntas si cerré con llaves y tengo que volver hasta mi casa para comprobarlo. 

Lluvia eterna.

Hasta la semana pasada me consideraba un experto en el arte de esquivar baldosas flojas que cuando uno las pisa, te salpican hasta las rodillas.

Apodos.

Cuanto más chico es un pueblo, mejores son los apodos que les ponen a las personas. 

Que sea ley.

“El último bocado nunca puede ser sólo ensalada.” Debería estar en la Constitución.

Primavera, un cero.

Permítanme definir a la primavera como la estación en la cual sacamos las ojotas, pero sin guardar las pantuflas. 

Maldito aquel día.

El día que me encuentre con alguien que no esté bien no voy a saber qué hacer después del “¿Cómo andas?”

Tiempo.

Sin dudas algún día voy a lamentar haber perdido tanto tiempo exprimiendo el pomito del dentífrico. 

Bloqueo.

Disculpame, ¿cómo era tu nombre? Para después seguir llamándote “che” las próximas cinco o seis veces que nos veamos hasta que vuelva a preguntarte tu nombre. 

El ansioso ya está listo para mañana.

¿Ansioso? Preguntame si ya sé qué voy a hacer mañana. (Válido para cualquier día)

Azar pesimista.

Definitivamente el azar me dio un Máster en “Películas que no debes ver en ese preciso momento”.

Todavía dudo.

Despidiendo Septiembre del 2016 y aún conservo mis dudas sobre si verdaderamente la luz de la heladera se apaga cuando cerramos la puerta. 

Ley.

Cuanto menos falta para un fin de semana largo, más falta para un fin de semana largo. Es ley.

El ansioso (XV).

El ansioso se despierta cinco minutos antes de que suene la alarma. 

Niñez.

Que garrón cuando de chiquito dormía en casa ajena. Un poco más y tenía que esperar hasta que el perro se levantara para poder hacerlo yo. 

Me cansó la primavera.

Avísenme cuando se termine este estúpido fervor de la gente por la llegada de la primavera ya que, al final, es lo mismo que el otoño, sólo que al revés.

Primavera porrón.

Primavera con “P” de “Porrón”, cuando quieras.

Orden (II).

Es todo tan ordenado en mi vida que cumplí veintiocho y, automáticamente, descarté la idea de morir como una estrella de rock.

El ansioso (XI).

Al ansioso se le vive colgando la compu.

Ni cinco.

Me pedís un tiempo cuando ni siquiera soporto cinco minutos para preparar un mísero té de manzanilla.

De niñez y de hormigas en el orto.

Si de chico practicaste todos los deportes y en vacaciones te mandaban a la colonia seguramente era porque, de chico, tenías hormigas en el orto.

Primera cita.

Primera cita y no sé si llegar a horario, cinco minutos antes, un toque más tarde, con aviso o no, o bien directamente no voy y entonces ya cagué la segunda cita que ya tengo planeada pero ella obviamente no lo sabe.

El ansioso (X).

El ansioso no sabe tomar sopa sin chorrearse la pera, ni quemarse vivo. 

Cumpleaños feliz.

Un año más. Un año menos. Lo cierto es que después de tantos años y con ellos, numerosos festejos, la vida y la experiencia me enseñaron que en lugar de poner cara de boludo cuando le cantan a uno el cumpleaños feliz, es mejor es aplaudir y seguirle el ritmo a los demás, siendo igual de pelotudo. Después de eso, agradecer, a todos y a cada uno, porque es un saludo que se valora, cada año, un poquito más. 

Un día más y van...

Lunes 5 de Septiembre. Otro día más sin ganarme el Quini 6 sin siquiera haberlo jugado. 

Maldito mes.

Enero. Febrero. Marzo. Abril. Mayo. Junio. Julio. Agosto. Agosto. Agosto. Septiembre. Octubre. Noviembre. Diciembre. 

Dos veces al día.

Me desperté. Fui a trabajar. Dormí una siesta. Volví a levantarme. Despertarme dos veces dentro de un mismo día me hace notar por qué carajos a veces no tengo sobre qué escribir.

Para no perder la costumbre, hablemos del clima.

Hoy saqué las ojotas de la mesita de luz y ya me estoy sintiendo un boludo porque el próximo sábado voy a estar guardándolas nuevamente. 

Callate de una vez!

¿Qué hacemos con aquellos a quienes hay que repetirles que estamos intentando dormir un rato para que dejen de contarnos las pelotudeces que hacen de sus días?

El ansioso (VII).

Antes de meterse a la ducha, el ansioso deja la ropa preparada arriba de la cama. 

Vida de pueblo.

¿Qué sucede con la gente que cuando le decís de dónde sos te preguntan por un conocido? ¿Te pensas que somos 20 en el pueblo?

Necesario.

Cada vez que entro a una casa necesito comprobar si el baño se encuentra correctamente ubicado al fondo a la derecha.

Más vale tarde.

Creo que ya estaba finalizando mi primera adolescencia cuando por fin aprendí a comer helado de palito sin que se caiga el último pedacito al piso. 

Sigo siendo el más desgraciado de todos.

Bañate. Vestite. Preparate para salir. Abrí la canilla sin fijarte que debajo hay una cuchara que va a orientar el chorro de agua hacia vos.  

Pa´asegurarse.

Evidentemente existe el “gratis-pago” para que tengamos que expresar “gratis-gratis” cuando algo realmente lo es.

Terrible.

Como ansioso, estoy confundido. No sé bien cuál es la tarea que más importa ya que de pasada hago mil cosas. Llego a mi departamento con las llaves listas para abrir, ya me saqué la campera, y de casualidad no te prendí una hornalla.

Subestimar.

Si hay algo menos creíble que hacerle creer a un nene que lo trajo una cigüeña es convencerlo para que juegue a la estatua en la sala de espera.

El ansioso.

Continúa lloviendo y los ansiosos seguimos siendo incapaces de frenarnos a esperar debajo de algún alero a que pare un poco para llegar menos mojados a la facultad. 

Realidad.

Tantas teorías, numerosos pensamientos, miles de corrientes e ideologías y la única realidad es que todos los caniches son iguales. 

Originalidad (-).

Siguen pasando los años y en los abecedarios que les dan a los chicos en la escuela siempre aparece la palabra “xilofón” en el casillero de la “x”.

Lunes otra vez.

No hay vuelta que darle, el lunes es una mierda aun cuando estamos de vacaciones. 

De viaje.

Mientras que el flaco se despide de su familia, hay una niña que llora. Llora mientras lo abraza, no quiere dejarlo ir. Quizás tenga miedo de no volver a verlo. O simplemente, y para quitar dramatismo, la angustia la idea de no tenerlo por unos días. El flaco, por fin, se sube al colectivo. El flaco, ahora Lucas, va a viajar durante 24 horas para ver a su equipo. Su equipo juega mañana, y el partido sólo dura 90 minutos. La niña, que sigue llorando, es la sobrina. No sabe de dónde va a sacar plata para comprarse otro tío, me cuenta Lucas, mientras sonríe. También, me comenta que los amigos le hicieron una despedida la noche anterior. Claro, quizás para Lucas es el evento más emotivo que tuvo en su vida. Y yo lo entiendo. Y lo comparto, también. No precisamente por los colores, sino por esa pasión. Lucas es una persona muy sociable. Habla con todos arriba del colectivo. Les cuenta su historia. Me cuenta su historia. Toda su historia. Cada vez que el colectivo para, Lucas compra un par de cervezas para compartir, claro, mientras me sigue contando su historia. Lucas me acompaña desde Salta hasta Rosario. Pero él sigue hasta Buenos Aires. Quizás recién cuando me baje, intente dormir un rato, porque, hasta ahora, Lucas no durmió ni un minuto. Lucas no me dejó dormir ni un minuto. 

Desconfío de las agujas.

A veces me despierto y tengo que salir al balcón para saber si es la mañana o la tarde.

Vacaciones a mi.

Para el ansioso, la experiencia demuestra que cuanto menos falta para las vacaciones, más falta para las vacaciones.

Segundo semestre (II).

Los días continuados de frío y lluvia, el invierno, y los pelotudos que te lo recuerdan. No sé qué es peor.

Segundo semestre.

No soy un iluso que se levantó esperando una lluvia de dólares pero lo cierto es que el mal clima hizo que tomara el bondi justo el día en que volvió a aumentar el boleto.

Desconsuelo.

Quiero confesar que fue para mí un desconsuelo saber que era una de las últimas veces que estaba jugando a las escondidas. Posta.

Los odio.

Odio a la gente que vive silbando o haciendo ruidos con la boca. Como yo. 

Pensá, carajo.

¿Qué le pasa a la gente que llena la pava para prepararse una mísera taza de café?

Guantes táctiles.

No sé quién ni dónde se inventó el teclado táctil. Lo único que sé, es que seguro en ese lugar no existen los inviernos con guantes de lana. 

Lunes es rutina.

Hoy recordamos a ese gran hdp, demoledor de rutinas, creador del “Posponer” de la alarma.

Madurar no es.

Madurar no tiene nada que ver con dejar de pedir milanesa con papas fritas cuando comes afuera.

Épocas.

Primero las verduras. Después la cerveza. Más adelante, el buen vino. Pero sin dudas, si algo produce un quiebre en nuestras vidas, un antes y un después, son las pasas de uva. 

Sinónimo.

“No te queda mal” es sinónimo de “Es simpática”. 

Lujo.

El invierno y la bici y el valor del boleto del bondi me hacen disfrutar del mismo como si fuera un lujo que me doy. 

Aguantá hdp!

Dicen por ahí que cuando éramos chicos vivíamos tranquilos. Pero qué momento de tensión y nerviosismo cuando mamá nos dejaba haciendo la cola en el súper e iba a buscar el dentífrico que se había olvidado y llegaba tu turno y la cajera que me apura. Aguantá!

Crisis de cambio.

Estamos en crisis si se nos rompe una media y guardamos la otra para por fin juntarla cuando le pase lo mismo a otro par. 

Fiaca.

2016 y todavía tenemos que apuntar el control remoto a la tele para poder cambiar de canal.

Sólo pensaba. Sólo.

Si te llamás Margarita naciste en diminutivo. Nada, eso. 

Y?..

Dos cosas. Domingo. Y feriado. Dos cosas. A mí no me jodan, si son la misma cosa. Dos cosas. Primero, me siento estafado. Segundo. Pobre Mauri, no le sale una. Todavía no le salió una. 

Animales ustedes.

Cuántas de sus mascotas pensando hoy que por suerte ya pasó el día en que les dedican pelotudeces que ellos nunca van a ver y que por fin van a recibir su comida, una caricia o con suerte algún paseo. 

Infidelidad.

Cada vez que encuentro un boleto del bondi en mi bolsillo siento que estoy engañando a mi bici. 

Siempre tenemos un vuelto.

Me quede sin saldo en la tarjeta del bondi. Bancame que saco $10 en moneditas. Bancame eh. Ahí va. 

Hablemos del clima.

Se terminaron los días agradables y con ellos la temporada de “salgo a correr porque me interesa estar bien físicamente”. 

Justicia.

El viernes agarré todos los semáforos en verde. Culpa de aquellos que dicen que la vida es justa, hoy anduve con miedo de ser atropellado por el 115, durante todo el día. 

Desgraciado número uno.

A veces me pregunto quién será el desgraciado que recibe todos esos billetes que a la hora de pagar decimos “Le encajo éste que está hecho mierda”. 

Retrasados.

Si pensamos que existe vida extraterrestre y si encima justo hoy nos estaban espiando mientras admirábamos el sol que salió después de casi un mes, estamos al horno, mañana nos invaden. 

Todo mal con el agua.

A esta altura no sé si me jode más la lluvia o haberme pasado con el agua en el café batido que me salió horrible y sin espumita.  

Sigamos hablando del clima.

Todavía acá, esperando que por fin vuelva a haber un día de sol para encontrarme a la gente con buen humor como para pedirles algo. 

Al carajo.

A esta altura cuando zafas de pagar el bondi porque la maquinita “No funciona” decís “Joya, esta noche como algo re copado”. 

Toc (II).

A esta altura debo decir que revisar el gas y la heladera bien cerrada es un acto simbólico. Un acto simbólico que repito 3 o 4 veces antes de salir, todos los fackin días. 

Ternura.

-Definime “ternura”.

-Dale. Zapatillas de lona número 34/35. 

Segunda estación (III).

Tener una vida estructurada me lleva a plantearme cuándo es posible que pueda agregar una frazada a la cama y prender la estufa, como así también el momento en que pueda salir a la calle con guantes, bufanda y gorro de lana. 

Segunda estación (II).

Seguimos pisando el otoño mientras espero al primer pelotudo que venga a decirme lo parecida que es Rosario a Londres. 

Segunda estación.

Desde hace tiempo querías un cambio. Ahora, no te quejes. El otoño es así. Lluvia, viento, tristeza. Lluvia, viento, y, por sobre todo, tristeza. 

autocrítica.

Creo que no existe un momento de mejor autocrítica y mayor sinceridad que el que sigue al instante en que rompimos un vaso de manera idiota. Y si no, proba. 

Veinte minutos de mierda.

Diez minutos para elegir un cepillo de dientes. Literalmente. Diez minutos para elegir un cepillo de dientes que, cuando llego a casa, resulta que es igual al que está usando mi hermano. Diez minutos dudando entre si soy muy pelotudo o en realidad se trata de un problema de convivencia. Y me reservo el comentario sobre el “porta cepillo de dientes” en el que es imposible encontrar uno que quepa en sus agujeritos. 

Lágrimas de emoción.

Me imagino que vivir en Europa debe ser aburrido. Acá emociona entrar a un baño público y encontrar papel.

Rutina (II).

No entiendo tu rutina si el domingo saliste a hacer ejercicio.

21 de otoño.

Lo cierto es que anoche esperé hasta las 00hs. para levantarme y buscar las frazadas que estaban guardadas en el ropero.

Yo los veo y... pobrecitos.

Colaborá con un “Me gusta” para que un ricotero pueda volver a su casa. Dale, no te cuesta nada. Tanto como a ellos. 

Los odio a todos.

Por momentos no te habla nadie y de golpe lo hacen dos personas al mismo tiempo. Por un momento te quedas helado y de golpe te dan ganas de mandar al carajo al segundo que se acercó o bien primero explicarle al primero que el segundo es un pelotudo. 

2016 y contando.

2016 y todavía sigue subiendo el volumen de la tele cuando van a la pausa. 

Temporada.

Queda oficialmente inaugurada la temporada de “Llevate un buzo por las dudas”. Después de eso, los subnormales de siempre, que ya buscaron el gorrito y la bufanda en el fondo de la cajonera.

Cuestión de profesión.

El cerrajero es aquel tipo que eligió una de esas profesiones en las que tiene que fumarse a todo pelotudo que tiene como cliente, porque no tiene otra que hacer, más que mirar, porque se quedó, paradójicamente, encerrado afuera de su propia casa. 

Rutinario.

Mal compañero es aquel que se pone siempre la misma ropa y provoca que, estando a mitad de semana, siempre parezca lunes.

Febrero.

QEPD para todo tipo de resaltador durante el mes de Febrero.

Hasta cuándo?

Año 2016 y no sólo la tirita roja sigue fallando sino que, además, es casi imposible sacar la galletita que queda en la parte de arriba del paquete. 

Dos personas.

En el mundo existen dos tipos de personas. Por un lado, las buenas personas y, por otro, las que dejan el sachet con un chorrito de leche en la heladera cuando, encima, se tomaron la taza casi por la mitad. 

Mmmm..

Cuando vemos un bebé y decimos “Cuando crezca va a ser hermoso”, ¿es una forma de dejar de lado esa mentira de que “todos los bebés son hermosos”?

Pueblerino.

Sos de pueblo si se te transforma la cara cuando escuchas el nombre de tu lugar en la tele. 

Vieja.

Una vieja barriendo la vereda. Una vieja mirando por la ventana. Una vieja en la cola del supermercado. Siempre, en toda historia, siempre existe una vieja que escuchó lo que no tenía que escuchar, o ligó un pelotazo, ya que justo pasaba por ahí.

Siempre dudamos.

Pocas veces dudamos tanto como cuando nos proponemos empezar el gimnasio. Una de ellas, es cuando nos planteamos ir a la peluquería.