martes, 13 de octubre de 2015

Me das cada día, más.

Que levante la mano aquel que, como yo, revisa una y mil veces la remera nueva (cual hornalla de la cocina, heladera bien cerrada, luces apagadas, billetera, celular y llaves), para asegurarse de que no queda en ella etiqueta alguna que al salir a la calle te haga ver como un completo pelotudo estrenando una remera. 

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