Que
levante la mano aquel que, como yo, revisa una y mil veces la remera nueva (cual
hornalla de la cocina, heladera bien cerrada, luces apagadas, billetera,
celular y llaves), para asegurarse de que no queda en ella etiqueta alguna que
al salir a la calle te haga ver como un completo pelotudo estrenando una
remera.
martes, 13 de octubre de 2015
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