miércoles, 30 de septiembre de 2015

Extraño extrañar.

Qué extraño es extrañar cosas extrañas. Mientras algunos no ven la hora de terminar el colegio, otros ya están cansados de ir a cursar a la facultad para después, seguramente, empezar a extrañarla. Yo, particularmente, extraño ir a hacer los mandados. Y todo lo que implica. Poder decir que no, en un acto de rebeldía, por ejemplo. O hacerse el boludo, aludiendo estar ocupado, como forma más inteligente de decir también, que no. De todas formas, siempre hay un hermano menor para hacerlo. Ahora, ya ni siquiera son mandados. Es simple, si no voy, no como. Y lo que más extraño era quedarme con el vuelto, aunque sean unas pocas monedas. Ahora, ya ni siquiera circulan. Es simple, te dan un caramelo Alka®.

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