No
creo ser el único que desconfía de los peluqueros. Tampoco de los que dudamos
una y mil veces antes de ir a la peluquería y que, cuando nos decidimos, es
lunes. Pero si de algo estoy seguro es que estamos transitando el año 2015 y
hasta ahora nunca me avivé de llevarme un gorro para el camino de vuelta entre
la maldita peluquería y mi querida casa.
jueves, 28 de mayo de 2015
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