¿Cuántas veces sentimos que no
estamos preparados para dar el siguiente paso? Una cuestión que tiene que ver
quizá con inmadurez, a veces inseguridad, o simplemente por el miedo al
ridículo. Creo que nunca es más evidente como cuando nos detenemos a pensar,
frenando la marcha y analizamos lo que vendrá cuando estamos a punto de atravesar
una puerta de vidrio en un lugar público.
martes, 4 de marzo de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario