No estoy de acuerdo con que los domingos sean depresivos. Lo
que sí creo es que, contrariamente a lo que se dice, son tan o más rutinarios
que cualquier día de la semana. El asado, el mate, el fútbol, la cena con las
sobras de la semana (si no es café con leche), y algún que otro programa de
televisión conducido por idiotas como Marley o Julián Weich, mientras esperamos morir en ese instante o el comienzo la semana, lo que sería prácticamente lo mismo.
domingo, 18 de noviembre de 2012
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