Siempre hay prejuicios contra
quien puede resultar ser un traicionero. Pasa hasta con los perros, que justo
al más bueno de todos le tocó tener cara de malo, o quizás sólo tenga un mal
día. Eso sí, nunca escuché a alguien siendo prejuicioso con una puerta de esas
que sólo se abren desde adentro, a pesar de que varias veces nos dejaron
paradójicamente encerrados afuera, y con una cara de infelices que hasta el más
miserable se nos puede reír.
lunes, 8 de abril de 2013
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