Siempre.

Insisto. Cuanto menos falte para un fin de semana largo, más va a faltar para ese fin de semana largo.

Juegan con uno.

Una “solicitud de amistad” genera tanta expectativa como resignación cuando se trata de la rotisería que abrieron a la vuelta de tu casa.

Recursos.

Fin de mes y con este clima el único lugar apto para guardar la sal y que se mantenga seca es nuestro bolsillo.

Era tan fácil.

Como obsesivo, me altera aún no saber cuál es el “para arriba” de los nuevos billetes que viene sacando “el presidente”.

Con ella no.

Definitivamente todo va a estar perdido cuando a alguien se le ocurra imponer algún criterio sobre cuándo se puede o no dormir la siesta.

21 de milanesas.

El día más largo del año es todos los días que sabes que a la noche hay milanesas.

Chau todo.

Si nos van a robar el otoño, llévense el invierno también. Todos queremos primavera porque está más cerca de fin de año y del vitel toné.

Aunque siempre existe alguien más desgraciado que uno.

Peor que la sensación de estar indefenso y desnudo bajo la ducha es estar indefenso y desnudo bajo la ducha cuando te aparece una cucaracha y mucho peor aún es estar indefenso y desnudo bajo la ducha cuando te aparece una cucaracha que vuela casi desafiándote un lunes a la mañana antes de ir al laburo.

Suspenso.

La misma piba con la que acordamos para comer esta noche, me comentó esta mañana que, hoy en día, el celular hace que uno pueda cancelar planes hasta último momento. El finde me miro una de drama o quizás un policial.

Nos hicieron creer muchas cosas.

También nos hicieron creer que podíamos tener un otoño digno.

Todos tenemos una.

Mi fantasía sexual sería, una vez por semana, antes de irme a dormir, apagar esa maldita alarma que se llama “De lunes a viernes”, y dormir hasta las 12.

Tolerancia cero.

Debería ser un poco más tolerante. No tenías por qué saber que para cerrar bien la puerta, sólo tenías que levantar un poco el picaporte, correr el cartoncito que la ajusta, y ahí nomás girar la llave. Pero ¿cómo carajo no sabías que para cerrar bien la puerta, sólo tenías que levantar un poco el picaporte, correr el cartoncito que la ajusta, y ahí nomás girar la llave? ¿Tan difícil es? Debería ser un poco menos intolerante.

Memoria selectiva.

A veces me pregunto por qué aun recuerdo números de teléfonos fijos a los que llamaba en los `90 en lugar de que no tengo que comprarle más vino en oferta al chino.

Siempre.

Nunca te rindas. Ya podés estar pensando en el próximo fin de semana largo.

Entendeme.

Debo tener la luna en “NoMeRompanLasPelotas”, como siempre y cada vez que se termina un finde largo.