¿Dónde estás?

Nos hicieron creer que podíamos tener Primavera.

Milanga reposando.

¿Recuerdan cuando fui del chino a comprar servilletas y traje papel higiénico? Me justifiqué diciendo que una milanesa es tan hermosa que no importa donde repose. 

Algo anda mal (VII).

Hoy me pregunto qué tan tristes tienen que ser nuestros días como para que nos alegre de esta manera la llegada de la primavera, ya que es igual a la del otoño, sólo que al revés.  

Confesiones (IV).

No admito ni desmiento que cuando estoy algo depresivo reviso el gas casi de reojo antes de irme a dormir. 

Se me saltó.

En orden alfabético, mi nombre me convierte en víctima de muchas llamadas “sin querer”, lo que no me libera de imaginarme cualquier situación. 

Ahí me di cuenta.

Estás confundido cuando “Me gusta estar solo, pero tampoco tanto”, como le dije ayer a un amigo. 

Ojo la vieja.

Si cuando escuchas un ruido tu primer reacción es salir al balcón, naciste para ser la vieja del barrio que espía entre la persiana. 

4ta ya.

El póster del Enzo y un granito que me salió en la nariz avalan mi prolongada adolescencia. 

Ya.

Por ley debería estar prohibido tener más de cinco o seis fotos de perfil.

Septiembre.

Salir de remera y cagarse de frío, o abrigarse y transpirar. De un día peronista a una lluvia torrencial. Pantuflas y ojotas. Estufa y ventilador. Invierno y primavera. Es Septiembre, no hay dudas. Mucho menos, que me parió.