Aprovechá vos, carajo.

A veces me pregunto por qué Rocky madrugaba para salir a correr si después estaba todo el día al pedo. 

Diario en la ducha con agua fría (VIII).

Día 20. Hoy recordaba aquellas tardes de un verano lejano en las que me daba una ducha con agua fría y lo hacía por decisión propia, tan distintas y contrarias a las actuales, en las que el agua fría es lo único que hay. También maldije a todas las personas que añoran el invierno.

Diario en la ducha con agua fría (VII).

Día 19. Anoche me encontré revisando las hornallas de la cocina antes de ir a la cama. Sigo dudando si se trataba de un acto puramente melancólico o bien si está directamente relacionado a mis trastornos mentales. 

Uff. Agarrate.

Día 13. Hoy decidí no publicar algo relacionado al corte de gas ya que esto viene para largo. Y porque un poco me cansó. Bien. Vamos. El “Uff, no sé por dónde empezar…” puede significar que uno tiene mucho para decir o bien que se ha quedado sin palabras y no hay nada que expresar.

Diario en la ducha con agua fría (VI).

Día 12. -“Disculpá que te moleste…”- -“Entonces no me jodas.”- Sepan entender a una persona que lleva tanto tiempo luchando para poder conseguir una ducha caliente o bien tomarse un mate mientras trabaja. 

Diario en la ducha con agua fría (V).

Día 8 (ocho). Nunca pensé que a esta altura iba a tener gas nuevamente. Y, de hecho, aun no lo tengo. Ya soy un experto en la independencia de gas natural. 

Diario en la ducha con agua fría (IV).

Día 6 (seis). Hoy estuve pensando en el crudo invierno que asoma y por ende el frío que voy a pasar ante la ausencia de gas. Después me di cuenta de que ya no tengo estufa así que es lo mismo. 

Diario en la ducha con agua fría (III).

Día 5 (cinco). Hoy discutí con un pelotudo que me crucé a las 6 de la mañana en la calle. Casi termino disculpándome acusando un estado de desequilibrio emocional producto de la falta de gas en mis días. 

Diario en la ducha con agua fría (II).

Día 2 (dos). Hoy entendí la importancia que tiene el gas natural en el transcurso de nuestras jornadas. También me prometí empezar a valorarlo cuando vuelva a disponer del mismo. 

¿Desde cuándo?

Cortaron el gas en mi edificio. Lo bueno es que no voy a tener que revisar si queda alguna hornalla perdiendo antes de irme a dormir. 

El que avisa.

-”Che, te dejo, ya está comida. La seguimos...”-

-”Dale. ¿Qué te cocinaste?”-

-”...”-

-”Eu, no me dejes así...”-

-”...”-

Razones (II).

-”No creo que lo nuestro funcione.”-

-” ¿Por qué te negas? Recién nos estamos conociendo.”-

-”No puedo entender que no te gusten las milanesas. Una milanesa enamora.”- 

Razones.

-“Tenemos que hablar. Quizás sea el momento de dar un paso al costado. Me siento incómodo.”-

-“¿Pero por qué? ¿Qué paso? ¿Hice algo mal?”-

-“Andas todo el día en Crocs.”-

Límites (II).

“¿Qué te vas a poner?” Si alguien alguna vez te pregunta, la culpa es tuya, también.

Límites.

¿Qué onda esta noche? ¿Me puedo sumar? ¿Quiénes van? ¿Está bien si voy yo además? ¿Seguro? ¿En qué andas? ¿Ya saliste? Me cambio y salgo. Esperando el bondi. Llego en 10. ¿Ya llegaste vos? Bajá a abrirme. La culpa es tuya por intentar mezclar a tus grupos de amigos. 

Revisá tus amistades.

La culpa es tuya si te juntas con gente que pela una manzana antes de comerla.

Mentiras (I).

“Me quedé dormido” es la peor mentira de todas, pero también la más eficaz. Encima, si traes facturas, te ganaste el cielo.