Siempre me cagan.

Diciembre y mi deseo para el año que viene es que me toque la copa que más tiene cuando brindemos. 

Depende.

Doble moral es que te enseñen que un tropezón no es caída y al mismo tiempo a cagarte de risa porque un tipo besó el piso por ir boludeando con el teléfono. 

Más diciembre.

Diciembre y mis preocupaciones giran en torno a partir de cuándo empiezo a despedirme con un “Que arranques bien el año”. 

Herencia.

Quizás algún día desaparezca y la gente utilice mis comentarios para describirme. Van a pensar que la pasaba como el orto. Van a tener razón. 

Encuesta.

Del 1 al 10, ¿cuánto queras que te odien si se te ocurre llamar por teléfono a la hora de la siesta en un día de lluvia? 

Ojalá nunca te pase.

El ansioso sólo puede estar tranquilo si, durante el día, se olvida del asado de esta noche. El problema para el ansioso es que se acordó mañana a la mañana.  

Me mintieron.

Pasan los años y todavía sigo sin encontrar a alguien que me canjee las 3 tapitas + $5 que junté en el 99.

Hasta cuándo diciembre?

Diciembre y los monólogos acerca de la maldita fruta abrillantada en el pan dulce.

También diciembre.

Diciembre y ya estoy pensando en las metas que no voy a cumplir el año que viene. 

Diciembre.

Diciembre y los planes con gente que no viste en todo el año que te re parió. 

Merecemos lo peor.

Pensar que existen lugares en los que no hay agua potable y acá te bañan con chocolate una pasa de uva. 

Razones para discutir a fin de año.

Fin de año y el otro día discutí con un amigo porque le pedí que guardara los Evita en un bolsillo distinto al de los Roca. 

Quiero vivir de rentas.

A esta altura del año considero válida cualquier excusa para no laburar, como también un mimo al corazón un día feriado. 

Un poco de autocrítica no viene mal.

Ayer se me rompió un vaso. Me maldije tanto que al final tuve que pedirme perdón, bajar a comprar porrones y hacer las paces. 

En vacaciones.

-“¿Qué tal tus vacaciones?”-

-“Estuve debatiendo sobre cuántos agujeros debe tener un calzoncillo para que empecemos a considerar tirarlo, mientras lo usamos un par de meses más.”-

Alguien en el mundo piensa en mi?

Las semillas de girasol con cáscara, el pollo crudo, el arroz duro, la sandía con semillas y llegar diez minutos antes a cualquier encuentro son comidas típicas del ansioso.

Memorias de un día feriado.

Estos son los días en los que levantarse de la cama o que te llamen para hacer planes debería estar penado por ley. 

Amor.

Cuando me hablan de amor sincero me los imagino agarrando el pollo con las manos mientras se miran.

Y se nos va el año.

La vida es eso que pasa mientras esperamos el próximo feriado.  

Que diga si es...

Me urge saber qué tan fuertes tuvieron que ser los valores estéticos visuales para que algún forro dijera que a la ropa hay que plancharla. 

Cita a fin de mes.

Siempre me cuesta más llegar a una primera cita que a fin de mes. 

Hero(t)ico.

Bienvenidos a la parte del año en la cual predisponerse a rallar una zanahoria roza lo heroico. 

Bancame.

Lo bueno de aún no haber conocido Europa es que puedo seguir sintiendo la adrenalina que genera terminar un comentario diciendo “No fui nunca, pero me contaron”.

Judas de fruta.

Viendo cómo están las cosas hoy en día y, en particular, analizando mi situación, encontrarme con semillas en una mandarina cuenta como traición en el amor. 

Qué sal.

Por ley debería estar prohibido vivir en lugares donde tenemos que guardar la sal en una bolsita para que no se humedezca. 

Ansiedad en el baño.

Hoy todo es ansiedad y ardor en los ojos desde que me estaba enjuagando el pelo y en ese mismo momento quise comprobar si verdaderamente había traído la toalla al baño. 

No quiero hablar con vos.

Depende desde dónde se lo mire. Habría que ver. Qué se yo qué piensa. Ah, ya la vi. No, no la vi. No miro series. No me gusta el fútbol. No me interesa la política. Y otras maneras de cortar una posible conversación. 

Chico difícil.

Rebeldía era quedarse mirando tele cuando finalizaba el horario apto para todo público. 

Seguridad en tiempos difíciles.

Cuando alguien habla de irse a dormir con miedo inmediatamente pienso en la tranquilidad que me transmite revisar si hay alguien debajo de la cama antes de acostarme, hasta el día de hoy. 

Historias.

Desde acá quiero demostrarles un enorme agradecimiento a ustedes y sus historias. Ya no necesito un calendario ni tampoco sacar la mano por la ventana para saber qué día es ni cómo está el clima afuera. Después de todo, lo que hagan o dejen de hacer, poco me interesa. 

Perversos.

Ojalá algún día sea yo “ese zurdito que cargaron porque estaba haciendo quilombo”. Ojalá ese día no seas tan hipócrita como para ponerte a llorar porque este zurdito era de tu entorno. SantiagoMaldonadoSomosTodos.

Me estoy midiendo.

Para medir mi ansiedad simplemente voy contando las cuadras que me faltan para llegar a mi depto cuando ya tengo las llaves listas en la mano para abrir la puerta.

Muerte a los trámites.

De los cuernos, de la muerte, y de que alguna vez te falte un papel para realizar el trámite, no se salva nadie. 

Diferencias según..

La diferencia entre “garúa” y “llovizna” radica en el humor, estado de ánimo y las ganas de hacer o no cualquier maldita actividad que dependa del clima.

Testranio.

Teniendo en cuenta que pasamos los últimos 4 días juntos, la verdad es que no puedo extrañarte aún. Teniendo en cuenta la que se me viene si te lo digo, la verdad es que siempre te extraño.  

Siga el baile.

Nos hicieron creer que podíamos jugar el Mundial.

La vida pasa.

La vida es eso que pasa mientras nos miramos con asombro y nos damos cuenta de que ya estamos en octubre y dentro de dos meses vamos a estar comiendo vitel toné.  

Macri la concha de tu madre.

Nos hicieron creer que podíamos pensar.

Lunes y la Constitución.

Si por alguna extraña razón uno se encuentra de buen humor un lunes, debe saber disimularlo para no desentonar. Debería estar en la Constitución. 

¿Dónde estás?

Nos hicieron creer que podíamos tener Primavera.

Milanga reposando.

¿Recuerdan cuando fui del chino a comprar servilletas y traje papel higiénico? Me justifiqué diciendo que una milanesa es tan hermosa que no importa donde repose. 

Algo anda mal (VII).

Hoy me pregunto qué tan tristes tienen que ser nuestros días como para que nos alegre de esta manera la llegada de la primavera, ya que es igual a la del otoño, sólo que al revés.  

Confesiones (IV).

No admito ni desmiento que cuando estoy algo depresivo reviso el gas casi de reojo antes de irme a dormir. 

Se me saltó.

En orden alfabético, mi nombre me convierte en víctima de muchas llamadas “sin querer”, lo que no me libera de imaginarme cualquier situación. 

Ahí me di cuenta.

Estás confundido cuando “Me gusta estar solo, pero tampoco tanto”, como le dije ayer a un amigo. 

Ojo la vieja.

Si cuando escuchas un ruido tu primer reacción es salir al balcón, naciste para ser la vieja del barrio que espía entre la persiana. 

4ta ya.

El póster del Enzo y un granito que me salió en la nariz avalan mi prolongada adolescencia. 

Ya.

Por ley debería estar prohibido tener más de cinco o seis fotos de perfil.

Septiembre.

Salir de remera y cagarse de frío, o abrigarse y transpirar. De un día peronista a una lluvia torrencial. Pantuflas y ojotas. Estufa y ventilador. Invierno y primavera. Es Septiembre, no hay dudas. Mucho menos, que me parió. 

No vuelvas.

Agosto es los lunes del año. 

El peor de todos.

¿Yo? Vueltero era el tipo que inventó la forma correcta de hacerle el nudo a la corbata. 

Copy paste publicitario.

Las peleas de boxeo y las publicidades de autos. Siempre es “La pelea del milenio” y el tipo que sonríe mientras maneja. 

Silla perchero.

Tristeza es lo que siente la silla que llevamos a nuestra habitación sabiendo que la única función que va a cumplir es la de reemplazar un perchero. 

Notoc.

Supongo que vivir en un tercer piso por escaleras me ayudó a dejar de volver a mi depto. para revisar si cerré con llaves. 

Milanga sobre papel (higiénico).

Pasan los años y todavía hay gente que va de urgencia al chino a comprar servilletas de papel y trae papel higiénico, como yo. 

Boludos hubo siempre.

Algún día voy a contarles a mis hijos que una vez existieron los teléfonos fijos y aún así la gente te llamaba y te preguntaba si estabas en tu casa.

La extrañas?

Para mí, un viejo amor es una piba que me crucé esta mañana en el bondi. 

Amor digital.

Adiós a los viejos “hay algo de onda”, “nos miramos a los ojos”, “me sonrió”. Hoy “nos megusteamos”.

Garrálapala.

Un saludo para aquellas personas que en su vida hicieron actividad física alguna, y que de grandes tuvieron que comprarse el conjuntito deportivo para empezar a moverse. Me gustaría regalarles una pala para ver si funciona de la misma manera.

La bronca.

El “Visto”, el “Ok” o cualquier “manito” son el “Me dejó hablando sólo” de la actualidad.

Conciencia tranquila.

Dormir en paz es saber que ninguno de los tuppers que tenés en tu casa es de tu vieja. 

Definite.

“Ni siquiera puedo mantener un cactus”, me dijo una piba alguna vez, y no necesité más nada. 

Ellos también mienten.

Nunca en mi vida pude abrir un pote de Casancrem como lo hacen en la publicidad. Siempre tengo que estar renegando un rato quitando los restos de aluminio de la tapita. 

Nunca porque tampoco.

Si nunca me pasó eso de perder el control remoto entre las sábanas fue solamente porque tampoco tuve alguna vez un televisor en mi pieza.

Cómo volver a hablarle, hoy.

Siendo tan fácil un “Tanto tiempo, ¿cómo estás?”, no entiendo cómo llegamos a “Me pareció verte hace un rato paseando un perro en la esquina de Corrientes y Pellegrini” cuando todos sabemos que no le gustan los animales y que ya ni siquiera vive por esa zona. 

Dilema por la mañana.

No sé qué tan distinto será el trabajo de los del pronóstico a lo que hago yo todas las mañanas espiando por la ventana para decidir si voy al laburo en bici o bien me tomo el bondi. 

Fidelidad tem fin.

La fidelidad para con el verdulero del barrio se termina cuando viene otro y abre una aun más cerca de tu casa. 

Qué mal estamos.

Hoy en día “Te conviene” pasó a ser sinónimo de “Te estamos cagando, pero otra no te queda, hermano”.

Pasan los años (XVI).

Pasan los años y todavía queda gente que constantemente aplica la frase “No fui nunca, pero me contaron” para convencer a los demás.  

Estar al pedo, presenta...

¿Alguna vez te pusiste a pensar lo distinto que sería todo si no existieran los bolsillos?

Te enamoraste.

Te cruzas con esa persona en el camino y llegas a tu casa conservando la misma cara de gil con la que la saludaste. Cagaste.

Pasarán los años.

Pasan los años y seguimos preguntándonos cómo carajo se llamará “el Colo”.

Nunca.

Por un instante entré en duda. Luego me retraje y volví a confirmar. Por más que siga aumentando, la fruta nunca va a poder ser considerada como postre. La fruta NO es postre. 

Mal yo.

Algo estaré haciendo mal si últimamente deseo volver a ser un nene para que mi única preocupación sea la de agarrarme los puños cuando me ponen la campera. 

Té con miel.

La gripe y el té con miel me hicieron recordar a mi primera adolescencia, cuando también me tapaba la nariz para poder tomar un vino muy barato que conseguimos por ahí. 

Ok. Está bien.

Como quedarse dormido, tener el teléfono en silencio o bien “estaba en clases” liberan a uno de cualquier culpa.

Soledad.

No miro series. Debes tener mucha vida social. Tampoco.

No hay duda.

Eternidad: dos minutos de microondas cuando, encima, estás en el laburo. 

Ese momento.

El momento que sucede desde que terminamos un examen hasta que nos dan la nota. El período que transcurre desde que mentimos hasta que por fin se descubre la verdad. El tiempo que pasa entre que por fin vuelvo a tener gas y cuando me llegue la factura de la luz. 

Porque sí.

Necesito esa habilidad que tienen los padres para lograr que sus hijos no les repregunten más, pero sin la parte de ser padre y tener hijos. 

Diario en la ducha con agua fría (XII).

Día 33. Volvió el gas a mis días y esta noche se festeja fuerte. Esta noche hay milanesas, señores.

Toc (XXII).

Cuando apago una luz y el ruido de la tecla no me convence, tengo que volver a prenderla y después nuevamente apagarla para poder seguir tranquilo con mi vida.

Diario en la ducha con agua fría (XI).

Día 29. A esta altura la falta de gas en mi departamento perduró más que cualquier “éxito” que aparece en televisión.

Diario en la ducha con agua fría (X).

Día 28. Hoy me di cuenta de que estoy pensando, postergando y planificando muchas cosas para el momento en el que vuelva a tener gas. 

Excusas (IV).

Definitivamente “Esto no da para más” cuando ya no te contagia ni el bostezo. 

Diario en la ducha con agua fría (IX).

Día 26. Llamé a defensa del consumidor para contarles que aun sin tener gas hoy me llegó una boleta para pagar. Se me cagaron de risa. Yo hubiera hecho lo mismo. 

Fresco. Del día.

¿Todavía tienen tiempo aquellos pelotudos que ven un poco de niebla y ya están comparando a Rosario con Londres?

Aprovechá vos, carajo.

A veces me pregunto por qué Rocky madrugaba para salir a correr si después estaba todo el día al pedo. 

Diario en la ducha con agua fría (VIII).

Día 20. Hoy recordaba aquellas tardes de un verano lejano en las que me daba una ducha con agua fría y lo hacía por decisión propia, tan distintas y contrarias a las actuales, en las que el agua fría es lo único que hay. También maldije a todas las personas que añoran el invierno.

Diario en la ducha con agua fría (VII).

Día 19. Anoche me encontré revisando las hornallas de la cocina antes de ir a la cama. Sigo dudando si se trataba de un acto puramente melancólico o bien si está directamente relacionado a mis trastornos mentales. 

Uff. Agarrate.

Día 13. Hoy decidí no publicar algo relacionado al corte de gas ya que esto viene para largo. Y porque un poco me cansó. Bien. Vamos. El “Uff, no sé por dónde empezar…” puede significar que uno tiene mucho para decir o bien que se ha quedado sin palabras y no hay nada que expresar.

Diario en la ducha con agua fría (VI).

Día 12. -“Disculpá que te moleste…”- -“Entonces no me jodas.”- Sepan entender a una persona que lleva tanto tiempo luchando para poder conseguir una ducha caliente o bien tomarse un mate mientras trabaja. 

Diario en la ducha con agua fría (V).

Día 8 (ocho). Nunca pensé que a esta altura iba a tener gas nuevamente. Y, de hecho, aun no lo tengo. Ya soy un experto en la independencia de gas natural. 

Diario en la ducha con agua fría (IV).

Día 6 (seis). Hoy estuve pensando en el crudo invierno que asoma y por ende el frío que voy a pasar ante la ausencia de gas. Después me di cuenta de que ya no tengo estufa así que es lo mismo. 

Diario en la ducha con agua fría (III).

Día 5 (cinco). Hoy discutí con un pelotudo que me crucé a las 6 de la mañana en la calle. Casi termino disculpándome acusando un estado de desequilibrio emocional producto de la falta de gas en mis días. 

Diario en la ducha con agua fría (II).

Día 2 (dos). Hoy entendí la importancia que tiene el gas natural en el transcurso de nuestras jornadas. También me prometí empezar a valorarlo cuando vuelva a disponer del mismo. 

¿Desde cuándo?

Cortaron el gas en mi edificio. Lo bueno es que no voy a tener que revisar si queda alguna hornalla perdiendo antes de irme a dormir. 

El que avisa.

-”Che, te dejo, ya está comida. La seguimos...”-

-”Dale. ¿Qué te cocinaste?”-

-”...”-

-”Eu, no me dejes así...”-

-”...”-

Razones (II).

-”No creo que lo nuestro funcione.”-

-” ¿Por qué te negas? Recién nos estamos conociendo.”-

-”No puedo entender que no te gusten las milanesas. Una milanesa enamora.”- 

Razones.

-“Tenemos que hablar. Quizás sea el momento de dar un paso al costado. Me siento incómodo.”-

-“¿Pero por qué? ¿Qué paso? ¿Hice algo mal?”-

-“Andas todo el día en Crocs.”-

Límites (II).

“¿Qué te vas a poner?” Si alguien alguna vez te pregunta, la culpa es tuya, también.

Límites.

¿Qué onda esta noche? ¿Me puedo sumar? ¿Quiénes van? ¿Está bien si voy yo además? ¿Seguro? ¿En qué andas? ¿Ya saliste? Me cambio y salgo. Esperando el bondi. Llego en 10. ¿Ya llegaste vos? Bajá a abrirme. La culpa es tuya por intentar mezclar a tus grupos de amigos. 

Revisá tus amistades.

La culpa es tuya si te juntas con gente que pela una manzana antes de comerla.

Mentiras (I).

“Me quedé dormido” es la peor mentira de todas, pero también la más eficaz. Encima, si traes facturas, te ganaste el cielo. 

Popono y Lola.

No lo olviden, que ya estamos acercándonos al medio día. No lo olviden, y muestren una foto con su mascota dedicándole un mensaje especial en su día. No lo olviden, por más que este año caiga un sábado y piensen que mucha gente no lo va a notar porque hoy “no se boludea” en las redes sociales, porque hoy no “se labura”.

El otoño.

El vino y el café se disfrutan un poco más. Sobre todo el vino. Una excusa para no salir. La ausencia de mosquitos. Y dormir con vos. Todo esto y quizás algo más, para darle un abrazo y a la vez combatir al frío. 

Otoño, un peligro.

Dudas. Muchas. Pero ninguna cuando veo que lo más peligroso en un día de lluvia es una vieja con paraguas. 

No te pases.

Te presto atención si querés enseñarme un tema. Pongo buena cara y predisposición. Me entrego a escuchar. No interrumpo. No me levanto. No me distraigo. Ni hablo. Me levanto y me voy si empezás a cantarlo encima.

Misa.

Siendo tan metódico y poniéndole tanto empeño a la preparación, vas a tener que elegir. Duermo con vos o bien te despierto con el mate. 

Disimular (III).

Disimular. Como cuando te vieron enterrando un dedo en la nariz, o bien, también, cuando te estabas acomodando ahí abajo. 

Disimular (II).

Disimular. Para nada astuto es correr la mirada una vez que te vieron que estabas mirando.  

Disimular (I).

Si, entonces, “disimular” significa “ocultar con astucia o habilidad lo que se siente o se padece”, está muy lejos de lo que intentamos hacer cuando alguien nos llama por teléfono cuando estamos en plena siesta y por cuestiones que aun desconocemos, pretendemos desmentirlo. 

El ansioso (XXV).

“Dame un minuto”, “espera que yo te avise”, “llego en 10” o bien “salgo en 10”, “bancame”, “la semana que viene podríamos…”, “es un proyecto a largo plazo”, “organicemos algo para el finde”, “mañana hablamos”. Y te quejas porque te odio.  

El histérico.

Al histérico lo alteran las grabaciones de los reidores en cualquier serie de televisión. 

Extraño.

-“¿Qué haces? ¿Ya volviste de tus vacaciones?”-

-“¡No! ¿No ves que sigo allá todavía? Con gente copada, buena onda, compartiendo mates, también momentos, yendo a la playa, descansando, recorriendo, durmiendo en carpa, haciendo fogones todas las noches, tomando vino, a veces porrón. En fin, viajando, sin horarios ni rutina, viviendo…”

Más toc.

Una birome dejó de ser tal cuando le perdieron la tapita. Siento que ya no sirve más.  

El Colo.

Llega el momento de completar la planilla con el nombre completo de todos los integrantes del grupo. Acto seguido todas las miradas son dirigidas a “El Colo” porque nadie sabe verdaderamente cómo joraca se llama. 

Detalles.

Si sólo se te ocurre traer alfajores cuando volvés de tus vacaciones, pasaste a ser la abuela de la familia.  

El ansioso (XXII).

El ansioso ya tiró la cadena antes de terminar de mear.

Tan simpático.

-“Qué lindos cachetes. ¿Cómo te…?”-

-“Salí. Vieja conchuda.”-

Tantos.

Hagamos memoria, y pensemos, por un momento, en esa persona que alguna vez nos dijo que teníamos que hablar y, sin anticiparnos nada, desapareció por unos días. Hagamos memoria, y pensemos, por un momento, cuántos insultos podemos concederle. 

Sólo. A veces.

Tengo que admitir que a veces busco fotos en las que saliste menos linda con el fin de que me gustes o te extrañe un poco menos.

Conversaciones copy&paste.

Tanto tiempo. ¿Cómo estás? Bien, bien, acá andamos, ¿y vos? Mal, no sé qué... Me alegro. Que sigas bien. Nos vemos. 

¿De qué lado estás?

Por un lado, existen las buenas personas. Y, por otro, las malas. Por un lado, los que siempre tienen otro shampú a mano por si se termina. Y, por otro, quienes lo van rebajando con agua hasta exprimirlo al máximo. 

¿Me equivoco?

Cuentas claras conservan la amistad (entre ratones).

Paradoja (XII).

Paradójicamente, bañarse no hace a uno inmune al dolor de bolsillo que provoca dejar el pote de “shampú” dado vuelta porque ya casi no tiene más. 

El peor de todos.

Peor que ser miserable y pedir siempre “El más barato” es la rata que quiere disimular arriesgando un “Dame el más económico”.

Siempre te mienten.

Pasan los años y, finalmente, siempre terminamos asistiendo a fenómenos que tienen que ver con la luna o el sol, que no se vieron ni van a volver a verse por miles de años. 

Esperar, nunca.

El ansioso siempre tiene algo a mano para cocinar rápido con tal de no tener que esperar el delivery. 

Midiéndonos.

La amistad es directamente proporcional a cuánto desviamos la charla.

El ansioso que siempre "recién llega".

El que se sabe ansioso dice recién haber llegado cuando en realidad hace media hora que te está esperando, por más que el encuentro haya sido pactado para esta hora. Así que no te hagas drama. Sólo dejame ser. 

Lunes (XX).

Las personas no cambian. Los lunes tampoco.

¿Puede ser otra?

Si buscás “foto carnet” en Google te sale “Saliste como el orto”. 

Crisis al fin.

Estamos en crisis cuando los dedos del pie empiezan a engancharse en los agujeros que tienen nuestros calzoncillos.

Cada vez menos.

-          Soy feliz.

-          ¿Posta?

-          Creo que sí.

-          ¿Crees que sí?

-          Ok. Ya no.

Mañana es martes, si?

Anhelo ver esa cara en la foto de tus planes forzados de mañana.

Madurar no quiero (IV).

Madurar debe ser parecido a dejar de pelarse la cara en verano por negarse a usar protector.

Otro año de mierda.

2017 y todavía hay que “agitar antes de usar”.