La avivada de la maderita. En toda librería técnica en donde se disponga de varillas de madera, ya sean de pino o bien de madera balsa, seguramente también disponen de un envoltorio bajo el nombre de “de segunda”. Estas son, claramente, aquellas varillas que vinieron falladas de fábrica, entiéndanse manchadas, mal cortadas, con un leve desvío, etc. etc. etc., lo que hace que en la mayoría de los casos no nos sean útiles. Lo cierto es que, cuando el cliente, que nunca tiene la razón, solicita al vendedor un determinado número de éstas, y más aun cuando esta cifra sobrepasa las 8 o 10 unidades, el proveedor tomará un cierto porcentaje de la cantidad total, que oscila entre el 20% y el 30% del total (dependiendo de cuán garca sea el mismo), de varas provenientes del bulto “de segunda”.
Obviamente, dispongo de una teoría para contrarrestar esta “avivada” y llevar los porcentajes anteriormente nombrados al 0%, o sea, nulos. Supongamos que necesitamos en total 8 varillas. Sin apresurar al comerciante (garca), solicitamos una varilla. La tomamos, observamos, confirmamos que se trate de la sección que efectivamente requerimos, en resumen, “nos hacemos los boludos”, y suplicamos la segunda. Esto se repite tantas veces como varillas necesitemos. De esta manera, al ser el pedido de a una por vez, el negociante se verá un tanto confundido, sin poder aplicar “la avivada de la maderita”. Claro está, previamente debemos tener un mínimo conocimiento de la persona con quien tratamos, ya que de esa situación de confusión puede pasar al enfurecimiento. Repito, tanto en ese caso como en cualquier otro, el cliente, nunca tiene la razón.